A partir de la difusión masiva de este caso, el primero en el mundo sin pasar por un proceso judicial, aumentaron las consultas de padres con hijos que dudan sobre su identidad sexual.
En el caso de Lulú, la lucha de la familia comenzó en 2012, cuando su madre Gabriela inició los trámites para la modificación de los documentos. Según contó la mujer a los medios, si bien ella dio a luz a una pareja de mellizos, ambos varones, cuando uno de ellos empezó a hablar decía que era “una princesa” y se manifestaba como niña.
Con el apoyo de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA) la familia logró que se aplique la Ley de Identidad de Género, que estipula que puede aprobarse la modificación de identidad de menores de 14 años con consentimiento de los padres, un abogado que los represente y la menor implicada.
El caso anterior fue el de Coy Mathis, de seis años y nacido varón, pero que se siente y viste como una chica, y el estado de Colorado le reconoció el derecho a usar el baño para niñas de su colegio de educación primaria.
A partir de este hecho, se ha generado todo un debate, pues no es el caso de Coy el único en el mundo. Para algunos es un avance, para otros una medida escandalosa con la que no están de acuerdo.
Al pasar de la guardería a primer curso de primaria, la escuela Eagleside Elementary consideró que Coy debía dejar de usar el baño para niñas y empezar a usar exclusivamente el destinado a los varones, una decisión que sus padres no aceptaron, por lo que recurrieron a la División de Derechos Civiles de Colorado, dependiente del Gobierno del estado.
Otro de los tantos casos es el de Dannan Tyler, nacido en California EE.UU. Desde hace más de tres años vive como una niña, con el pelo largo y ropas adecuadas a su condición femenina, aunque nació varón. Hoy asegura que es más feliz.
Sus padres, Dannan Sarah y Bill Tyler, explicaron, según publicación de la página en internet Cuatro, que no sabían qué estaba mal en su hijo, pues con apenas dos años insistía en decir que era niña.
Nunca se vio interesado en los juguetes de su hermano mayor, su taza era de color rosado y cuando uno de sus amigos organizó una fiesta de disfraces Dannan eligió uno de princesa, después no quiso no quiso quitarse el vestido.
Su madre dice que siempre jugaba con chicas y prefería las muñecas y los juguetes de sus amigas, según publica 'The Daily Mail'.
Pese a la angustia de sus padres, el pediatra desestimó cualquier problema y consideró que se trataba de una fase. Sin embargo, los padres percibían la angustia de su hijo y querían ayudarlo.
Finalmente dieron con el diagnóstico, un terapeuta les habló de los problemas de identidad sexual. Año y medio después, tras cambio de escuela y de casa, aseguran que su hija es otra. "Una niña totalmente diferente", publica Cuatro.
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